De repente sientes
que un manojo de actores te brotan de los labios,
sonriendo a presión, dedicandopalabras de astronauta a las flores de marzo,
oyendo letras, despreciando
el silencio donde el escenario se rompe
en todos los pedazos que no eres.
un agujero a medias para fugar los versos
que algún día fueron tuyos,
un hueco donde plantarte nueva
y polinizar esa cobardía de espejo
que te disipa el rostro cada
aurora.
esa sombra que viste tus pestañas
fuese a quedarse lejos, donde el humo de un tren
en el que nunca subiste,
donde aquel horizonte en el que pudo cambiar todo
y el sol se metió hasta el tuétano de la tierra
sin mover un dedo.
ves la multitud y te arrastras tras sus huellas
como un reptil feliz,
escribes y la tinta se te inunda de alas
como un poeta feliz,
y vives tu vida siendo un vagabundo felizcon una catedral de mármol sobre el hombro.
van perdiendo su cauce entre tus manos,
ha de ser suficiente.