Yo solo quiero silenciar las ciudades,
despoblar los edificios de esa desnudez
tuya
que alimenta la nocturnidad de mis
tragedias,
emerger de las piedras testigos del fracaso
Solo aspiro a besar las cicatrices, a
subirme
a los palcos de segunda
y mirar por los monóculos del tiempo
sin encontrarme,
sin percibir los violines que reiteran,
incesantes,
aquello que no alcanzamos a decirnos.
Solo necesito el tacto liviano de la luna
sobre mi ventana,
sobre este pedestal fingido que acoge
todavía
los ídolos descubiertos,
un manantial mediocre de retratos
con que empapelar los murales desfasados.
Yo solo quiero un susurro suave,
casi imperceptible,
con que levantar otro imperio de
palabras.
Verdaderamente hermoso este grito con el que reivindicas esa esencia de ti que vas buscando; lo que quieres, a lo que aspiras, lo que necesitas para llegar a la magia de los tres últimos versos.
ResponderEliminarUn abrazo.