"...es que esto de escribir es un dolor que nos viene horadando de continuo, que nos nace de pronto como nace de nuevo un corazón que estaba muerto..."
"Vicente Martín Martín"

lunes, 2 de febrero de 2015

Olor a desarme

Escribiste la luz
cuando el destierro se hilvanaba con sombras,
cuando la noche...

Te dejaste caer, como una estrella fugaz,
sobre una alfombra pretérita, con los pies descalzos
y la insignia de un verso azul en tu bandera alzada.

Yo ya no tenía párpados, ni un hilo de voz
para contemplarte ,no tenía arrojo,
 ni juventud, ni amor con los que esbozar
las líneas de un tiempo que se nos quedó en los huesos.

Pero venías con los bolsillos llenos, con los propósitos llenos
y la sonrisa perfecta para acunar la luna,
llegabas con el alma en un descuido,
con el futuro, glaciar infinito,
resplandeciendo en cada comisura.

Y yo no supe enfrentar al destino
con esta armadura de viento irresoluto,
no pude bordear las fronteras de un sueño incandescente
para saberme témpano de agosto ni quise
crear un mapa nuevo de susurros
donde no estuvieras
y las regiones se pintaran con lluvia.

Me dejé llevar, como se dejan
bailar los juncos por el mal de los pájaros,
como se posan, inconscientes,
las ideas de suicidio sobre la cordura de un náufrago
y se mueren, más tarde,
las cercanías de uno consigo mismo.

Y te besé, antes de que hablaras,
mucho antes de que la razón perpetuara esa línea
donde ser dos que nunca fueron,
te besé sin angustias, sin contemplaciones,
como marionetas al alcance de un brazo
con el que marcar patria.

Nada hubo después, sino una madrugada
de resaca continua y un destello voraz en las retinas
con olor a desarme.

Hoy, solo las cortinas,
con la espalda cargada de desencuentros,
me deforman el mundo.


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