"...es que esto de escribir es un dolor que nos viene horadando de continuo, que nos nace de pronto como nace de nuevo un corazón que estaba muerto..."
"Vicente Martín Martín"

martes, 17 de octubre de 2017

De alboradas cosidas, premio "Pastora Marcela", 2016



"De alboradas cosidas" es el poemario ganador del premio "Pastora Marcela" de Campo de Criptana, 2016. 
Consta de 21 poemas y está editado por la editorial Huerga y Fierro.
Si estás interesad@ en adquirir tu ejemplar puedes escribirme a mj_0977@hotmail.com.



Te diría

Te diría una ventisca,
la rabia de una espada agrietando
su raíz de piedra,
un olvido poco hecho.

Las palabras ya no cuentan,
no sirvió aquella súplica esdrújula
ni la conjugación en presente de mi llanto
para romper tu cáscara,
dejaron de importarte los susurros, las canciones,
todo cuanto fuera capaz de acariciarte.

Dejamos de sernos
como escancia la luna sus últimas gotas
en las noches a solas
o un dolor caminando a la par de ese infinito
que llevara tu nombre.

Aquí, ahora,
derramando este penúltimo otoño entre las sábanas
antes de dormirme,
sin voz que ofrecerte y una nostalgia rancia
en la mirada, vuelvo a abrazarte,
un solo instante,
casi sin querer,
mientras ruge la tormenta en los cristales.


martes, 3 de octubre de 2017

Un segundo antes del relámpago

Cuando la noche es acueducto, teorema
en que la longitud aletea como un pájaro
y las manos famélicas desafían
los estados de agregación de la materia.

En esa niebla espesa
donde sólo un susurro sabe abrirse camino
y las miradas son placas tectónicas,
donde el recuerdo es trinchera y el ansia templo,
donde el otoño albufera,
allí te espero,
con la misma sed de náufrago del primer beso,
la silueta torcida
y un racimo de lluvia entre los labios.

Para ser geometría inexacta te espero,
para errar de nuevo y darnos la espalda
un segundo antes del relámpago,
para decirnos sin voz
mientras el corazón grita su destiempo.

Con el mismo amor sin rostro
y el cauce dispuesto,
la boca y el corazón a oscuras,
así te espero,
con una cicatriz translúcida hecha abismo
y el miedo en la puerta,
con simientes en los ojos y una sábana blanca,
recién planchada,
en los bordes del alma.

En esa gota de lluvia herida en el cristal
y acosada de aliento,
allí,
desnuda nuevamente al olvido,
te espero.